Santo Domingo. – La violencia desatada por discusiones triviales se ha convertido en una peligrosa tendencia en la República Dominicana. Peleas por deudas mínimas, roces de vehículos o simples malentendidos en espacios públicos han terminado en tragedias que pudieron evitarse. Esta escalada de intolerancia social deja en evidencia la fragilidad del tejido comunitario y la urgencia de fomentar una cultura de diálogo.
El caso más reciente ocurrió este lunes, cuando el raso policial Jhon Abenicio Rodríguez, de 27 años, y Santos Nicolás Camacho Almonte, de 47, perdieron la vida tras un enfrentamiento a tiros en una estación de combustibles. La discusión, aún bajo investigación, terminó con ambos hombres muertos en el lugar, se presume que fue por un turno.
Otro hecho alarmante tuvo lugar el pasado 28 de mayo, en el municipio de Pimentel, provincia Duarte. Allí, un joven apuñaló mortalmente a otro durante una disputa por una supuesta deuda de apenas 500 pesos. La víctima fue identificada como Luis Javier Fernández, de 24 años, quien recibió múltiples heridas con arma blanca.
Situaciones similares se han repetido con mayor frecuencia. En Guanito, distrito municipal de San Juan de la Maguana, un hombre fue asesinado por una deuda de tan solo 50 pesos, una suma ínfima que terminó cobrándose una vida humana.
Discusiones de tránsito con desenlaces fatales
La falta de control emocional también se ha reflejado en enfrentamientos viales. El pasado 6 de marzo, en Moca, un altercado por el roce de dos vehículos culminó con la muerte de un hombre, apuñalado durante la disputa.
En Sabana Iglesias, provincia de Santiago, un incidente similar terminó a tiros tras una discusión entre conductores. La víctima murió en el acto, sumando otro caso a esta preocupante lista.
También en Santiago, el locutor Romel Roque Guillén Cabrera falleció en Villa González tras caer al suelo y golpearse en la nuca durante una pelea a puñetazos, luego de una colisión menor entre su vehículo y el de otro conductor.
Estas tragedias reflejan cómo, en cuestión de segundos, una situación sin importancia puede convertirse en una escena de muerte, que deja a familias enlutadas.