Resuelto el misterio de una extraña señal espacial: es un planeta siendo destruido

Una enana blanca en el centro de la nebulosa de la Hélice, a 650 años luz de la Tierra, ha estado emitiendo una anómala señal de rayos X durante 40 años. Recientemente, el misterio de su origen parece haber sido resulto. De acuerdo con la NASA, es probable que se trate de radiación emitida por un planeta destruido, después de ser desintegrado por la fuerza de atracción de la estrella.

Una breve introducción a las enanas blancas

Cuando vez que una estrella mediana consume todo su combustible, pierde sus capas externas hasta dejar expuesto un núcleo comprimido y caliente, compuesto de carbono y oxígeno. Esta es una enana blanca. En su proceso de transformación y muerte, los planetas a su alrededor tienen diferentes destinos, dependiendo de la distancia a la que se encuentren. Si el planeta está muy cercano, es probable que termine siendo consumido cuando la estrella se convierte en una gigante roja, una fase intermedia. Si el planeta está lo suficientemente alejado, se salvará y se adaptará al nuevo tamaño de su estrella.

Las enanas blancas no suelen emitir rayos X poderosos, a menos que ocurran eventos violentos a su alrededor. WD 2226-210, este remanente estelar en el centro de la nebulosa de la Hélice, ha estado produciendo radiación lo suficientemente fuerte como para sospechar que algo relevante ocurre a su alrededor.

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El planeta que destruye la enana blanca

Un equipo de astrónomos revisó una década de datos de rayos X provenientes de WD 2226-210. Su investigación reveló que la emisión fuerte de la enana blanca ha sido constante, pero presenta cambios muy sutiles que ocurren cada 2.9 horas. Para los científicos, hay un fenómeno particular que explica bien esa fluctuación de radiación liberada: la estrella entra en contacto con un camino de material rocoso de manera constante.

Con los datos, el escenario teórico queda más claro. Un planeta del tamaño de Júpiter se ha acercado demasiado a WD 2226-210, y la fuerza de marea lo está desintegrando poco a poco. Este material, antes de caer en la enana blanca, adquiere altas temperaturas y emite radiación de rayos X. Además, al hacer contacto con el remanente estelar, hay una emisión de pulsos al espacio exterior. El proceso es relativamente similar a cómo se vislumbran los agujeros negros a través de discos de material incandescente.

«Pensamos que esta señal de rayos X podría asociarse con restos planetarios atraídos hacia la enana blanca, como si fuese un último mensaje enviado por un planeta que fue destruido por la enana blanca en la nebulosa de la Hélice», aseguró Sandino Estrada Dorado, coautor del estudio e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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Aunque se ha explorado la posibilidad de que los remanentes de estrellas consuman planetas, no hay registros de un evento similar al caso de WD 2226-210. Si se agrega más evidencia, observacional o de cualquier otra fuente, es posible que la señal proveniente de la nebulosa de la Hélice sea considerada como la primera vez que la humanidad «escuchó» cómo un planeta se desintegra por la fuerza gravitacional de una enana blanca.

Existen otros eventos que pueden liberar radiación de rayos X a partir de una enana blanca. Puede surgir de una nova, de un choque de enanas blancas o de la absorción de gases de otra estrella en un sistema binario.

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