Escrito por la maestra Lynn Marcelle
En los últimos tiempos, rayar en lo absurdo y en lo ridículo se ha hecho una tarea fácil. A propósito de que se hizo viral en estos días en las redes sociales de una jovencita que en pocas palabras intentó dejar en vergüenza al presidente Luis Abinader con una pregunta un tanto fuera de contexto.
Cuando veo este tipo de cosas me pregunto hasta qué punto permitiremos que el libertinaje siga siendo eco en nuestra sociedad. Nos encontramos ante un perfil de ser humano que se siente ofendido por todo lo que el otro hace pero que a su vez ofende, crítica y menosprecia las creencias y valores del resto.
Si estoy a favor de la homoxesualidad es visto como bueno y válido, pero si defiendo mi pensamiento en contra entonces soy homofóbico, y hay una gran diferencia entre creer algo y ser despectivo con alguien por eso que creo.
De repente se vuelve cada vez más difícil tener una creencia y estar firme en eso, porque somos tachados de estar mal o no tener la razón.
Yo creo que más que tener la razón se debe ser objetivo, no podemos convertir el mundo en una lucha por quien comparte mejor su ideología, cada quien es libre de pensar lo que quiera, pero no es libre de tomar acciones que perjudiquen a otros.
De repente las nuevas comunidades salen a exigir sus derechos desnudos y desnudas a las calles, sin ningun tipo de freno, teniendo y promoviendo actos sexuales publicamente, sin ningun pudor, y eso es lo que esperan que aceptemos por el simple hecho de que los tiempos van cambiando.
Lo que pasó con esta joven que desafió al presidente Abinader es solo un reflejo de lo que estamos viviendo; una generación con delirios de persecución que solo quiere hacer lo que le venga en gana sin tener cola que le pisen. Una generación que busca defender a un grupo a costa de la humillación y discriminacion a otro grupo.
En la mayoría de los casos me atrevo a decir que el perfil es el mismo: gente reprimida que en vez de construir puentes lo que hacen es destruirlos, que siempre verán el vaso medio vacío antes que lleno, y que siempre sembraran discordia y opiniones contrarias antes que paz.
Esperemos que en un futuro no se vuelva un acto delictivo el decir la verdad y defender los valores, porque con la sociedad en la que estamos, no es para menos…
Lynn Marcelle es licenciada en Lengua y Literatura, maestra de secundaria. creadora del blog Cristiano “A corazón abierto”.