Eddy Pereyra/.-Hay una cantidad indeterminada de enfermos mentales deambulando por las vías del país, sin domicilio fijo, buscando alimentos en zafacones y sobreviviendo de las dádivas ocasionales de ciudadanos sensibles.
Diana Rodríguez lo narra de manera drámática: «Muchas veces abandonados por la familia, este grupo vulnerable carga con un histórico estigma social que se manifiesta en abusos y rechazos por parte de la población, del sistema de salud que en ocasiones le niega el servicio; y del propio Estado dominicano que en la práctica no tiene la salud mental como una prioridad en sus políticas públicas. En un momento logran salir de la burbuja mostrando un interés por el mundo real, en otro se encierran en sus conflictos internos. Otras veces inventan y protagonizan historias fantásticas producto de su estado psicótico que los lleva a encarnar personajes de doctores, maestros, reinas, políticos y todo lo que su cerebro les hace creer.
Así es como pierden sus nombres para adquirir uno generalizado. “Locos”, le llaman.
Santo Domingo.-La salud mental en el país está “alienada”, recibe poca ayuda del Estado para la readecuación de sus áreas y son costosos los psicofármacos para tratar a los pacientes.
A pesar de que se cuenta con una gama de profesionales que, en su labor de servicio, intenta funcionar incluso sin contar con los recursos para asistir a una población que aumenta en padecimientos psiquiátricos.
El Hospital Doctor Francisco Moscoso Puello es, en el ámbito nacional, el que cuenta con mayor equipamiento psiquiátrico, y donde 23 jóvenes residentes se dedican de forma entusiasta a realizar su especialidad en psiquiatría, guiados por la galeno Anya Alcántara, quien explicó sus funciones en el departamento y aclaró varias informaciones sobre salud psiquiátrica.
“La salud mental en República Dominicana definitivamente está alienada, no se toma en cuenta y tampoco se invierte en ella, no es una prioridad en la actualidad”, fueron las primeras palabras de Alcántara. Contó que las experiencias que viven los diagnosticados con algún padecimiento mental son difíciles.
“Existe mucha estigma hacia las personas diagnosticadas con una enfermedad psiquiátrica, cuando en un entorno x, ya sea un barrio o una comunidad, se sabe que una persona asiste al psiquiatra, ni siquiera tiene que ser una patología como tal, solo por asistir y tomar psicofármacos, inmediatamente experimenta prejuicios y rechazos”, añadió la psiquiatra.Lourdes Aponte/ LD .