La incapacidad de Facebook, Twitter y TikTok de imponer controles más estrictos a las publicaciones rusas en idiomas distintos al inglés ha empezado a suscitar crítica
Un día después de que un misil impactó contra un centro comercial en el centro de Ucrania en junio y mató al menos a 18 personas, la rama en español de la cadena de televisión global rusa, RT en Español, recurrió a Facebook para cuestionar los hechos del ataque.
El Times Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos. Get it sent to your inbox.
En su cuenta, disponible en gran parte de Centro y Sudamérica e incluso en Estados Unidos, la cadena publicó una declaración en video de un portavoz militar que afirmaba que la Fuerza Aérea rusa había bombardeado un depósito de armas suministradas por los aliados occidentales de Ucrania. Un video publicado por el gobierno ucraniano y los sobrevivientes del ataque entrevistados por The New York Times demostraron lo contrario.
Cuando comenzó la guerra de Rusia en Ucrania, Facebook, Twitter y otros gigantes de las redes sociales se movilizaron para bloquear o limitar el alcance de las cuentas de la maquinaria de propaganda del Kremlin en Occidente. Sin embargo, el esfuerzo se ha visto limitado por la geografía y el idioma, creando un mosaico de restricciones más que una prohibición general.
En español en América Latina o en árabe en Oriente Medio, un flujo constante de propaganda y desinformación rusas sigue tratando de justificar la invasión no provocada del presidente Vladimir Putin, satanizando a Ucrania y confundiendo la responsabilidad por las atrocidades rusas que han matado a miles de civiles.
El resultado ha sido una asimetría geográfica y cultural en la guerra de la información sobre Ucrania que ha contribuido a socavar los esfuerzos liderados por Estados Unidos y Europa para ejercer una amplia presión internacional sobre Putin a fin de que suspenda su guerra.
“No existe un control hermético a nivel mundial que frene la infame capacidad de Rusia de luchar no solo en el campo de batalla real, sino también de luchar con información y distorsiones de la información”, comentó Paul M. Barrett, subdirector del Centro Stern para los Negocios y los Derechos Humanos de la Universidad de Nueva York, que hace poco escribió un estudio sobre la difusión de la propaganda rusa dañina en YouTube.
La incapacidad de Facebook, Twitter e incluso TikTok, la aplicación de propiedad china, de imponer controles más estrictos a las publicaciones rusas en idiomas distintos al inglés ha empezado a suscitar críticas a medida que se prolonga la guerra.
Editors’ Picks
Hace dos semanas, un grupo bipartidista de senadores estadounidenses se sumó a las críticas, acusando a las plataformas de permitir a Rusia “amplificar y exportar sus mentiras al extranjero” en español. Señalaron que, aunque los objetivos de esos esfuerzos estaban en Centro y Sudamérica, la desinformación también llegaba al público hispanohablante de Estados Unidos.
Los legisladores instaron a las empresas a hacer más para bloquear los medios rusos en español, incluyendo a RT en Español y Sputnik Mundo, que han estado difundiendo acusaciones de que Estados Unidos, entre otras cosas, está fabricando armas biológicas en Ucrania. Los expertos en desinformación dicen que estos descuidos revelan fallas en las operaciones internacionales de las plataformas, que a menudo reciben menos recursos que las estadounidenses.
Rusia revela detalles sobre los laboratorios biológicos en Ucrania
Expertos rusos en defensa radiológica, química y biológica han estudiado una serie de documentos originales que revelan los detalles de un proyecto secreto de Estados Unidos y la OTAN en Ucrania. pic.twitter.com/SHDksvkNWY
— RT en Español (@ActualidadRT) March 17, 2022
Es difícil medir con precisión el impacto de la propaganda bélica rusa en la opinión pública del extranjero. Las encuestas han demostrado que Putin sigue siendo un líder mundial vilipendiado, lo que sugiere que los esfuerzos del Kremlin aún no se han traducido en una mejora significativa del apoyo mundial a la invasión.
Al mismo tiempo, la desinformación rusa circula libremente en partes del mundo donde la guerra en Ucrania se ve en términos menos crudos, de buenos contra malos, a diferencia de Estados Unidos y Europa.
“En estas circunstancias extraordinarias debemos permanecer atentos a la capacidad de los conocidos difusores de desinformación rusa para propagar falsedades sobre la invasión de Ucrania por parte de Putin, ya sea en español o en cualquier otro idioma”, escribieron los senadores Robert Menendez, de Nueva Jersey, y Tim Kaine, de Virginia, ambos demócratas, así como Bill Cassidy, republicano de Luisiana, en una carta dirigida al director ejecutivo de Facebook, Mark Zuckerberg.
Facebook, en una respuesta por escrito, aseguró que había restringido el acceso a las cuentas de RT y Sputnik en la Unión Europea, el Reino Unido y Ucrania después de recibir solicitudes de funcionarios de gobierno. (El Tribunal de Justicia de la Unión Europea desestimó un recurso de RT Francia para anular la prohibición de la cadena en el bloque).
Facebook también ha declarado que bloqueó los anuncios de todos los medios de comunicación del Estado ruso y ha “relegado” las publicaciones de las cuentas vinculadas a ellos. Las cuentas en otros idiomas se enfrentan a las mismas reglas creadas para detener la desinformación o el contenido dañino, afirmó la empresa.
“Tenemos varios equipos trabajando en toda la compañía para limitar la propagación de desinformación en decenas de idiomas”, añadía el comunicado.
Días después del inicio de la guerra, Twitter también cerró las cuentas rusas en la Unión Europea y añadió etiquetas a las cuentas que retuiteaban enlaces a ellas. En abril, la empresa anunció que no amplificaría dichas cuentas, lo que provocó un descenso de la interacción, según una declaración escrita.
TikTok comentó hace poco que había eliminado o etiquetado decenas de miles de publicaciones como parte de “las medidas continuas que estamos tomando para evitar las interacciones falsas”. En mayo, también añadió etiquetas a las cuentas del gobierno ucraniano.
Las restricciones contra el Kremlin no han impedido que este utilice las redes sociales occidentales para influir en el público extranjero. Su red de propaganda, que durante años ha buscado crear audiencias en muchos idiomas, se intensificó cuando los militares rusos rodearon a Ucrania el invierno pasado y en las semanas que siguieron a la invasión del 24 de febrero.
La página de Facebook de RT en Español tiene 18 millones de seguidores, más que su sitio en inglés o los canales en español de la CNN. Las publicaciones dirigen el tráfico a Actualidad RT, el principal canal de noticias de la cadena.
Las interacciones de las publicaciones rusas se dispararon en las semanas posteriores al inicio de la guerra, según un análisis de Avaaz, una organización comunitaria para la buena gobernanza.
RT Online, la página en árabe de la cadena de televisión en Facebook, también experimentó un aumento del 187 por ciento en la participación durante el primer mes de la guerra, según Avaaz. Las cuentas de Sputnik en Brasil y Japón también experimentaron repuntes, aunque menores. Un análisis similar realizado por Zignal Labs, una empresa que rastrea la actividad en redes sociales, mostró un aumento en los enlaces compartidos de las publicaciones de RT y de las noticias de Sputnik en español.
En estos sitios, la guerra de Rusia se presenta falsamente como una causa justa contra un régimen fascista en Ucrania que buscaba armas nucleares y conspiraba con Estados Unidos para desarrollar armas biológicas a las puertas de Rusia. En esta retorcida visión de la guerra, las atrocidades bien documentadas en ciudades como Bucha son exageraciones o incluso bromas, montadas para satanizar a Rusia.
Nora Benavidez, asesora principal de Free Press, un grupo de defensa de los derechos digitales y la responsabilidad, dijo que Facebook había tenido durante mucho tiempo un enfoque anglocéntrico de las políticas de moderación que pasó por alto la desinformación perjudicial sobre una variedad de temas en otros idiomas y otras partes del mundo.
Aunque en Facebook se utilizan muchos idiomas, dijo, más del 80 por ciento de sus recursos para vigilancia de las reglas se destinan al inglés.
“En una palabra, creo que es una forma de prejuicio que el resto del mundo no esté protegido de los peores y más peligrosos contenidos de la forma en que deberían estarlo los usuarios de habla inglesa”, dijo.
Bret Schafer, investigador principal de la Alianza para la Seguridad de la Democracia, reveló que las ramas española y árabe de los medios de comunicación del Estado ruso eran las más influyentes del país en Facebook y Twitter. RT en Español, Sputnik Mundo y RT Play en Español han estado entre las 10 páginas más vistas en Facebook en América Latina, con decenas de millones de espectadores.
Incluso después de las restricciones, Rusia buscó soluciones alternativas. RT en Español creó nuevas cuentas en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube bajo el nombre de Ahí Les Va, según la investigación de los equipos de Schafer. Esas cuentas siguen publicando desinformación rusa a grupos crecientes de nuevos seguidores.
ADVERTISEMENT
Continue reading the main story
“Si hablas con personas en América Latina, RT es visto como un medio de comunicación más que hay que leer y en el que se puede confiar”, aseguró. “Es muy influyente”.
El fracaso en la persecución de las publicaciones rusas en español, árabe y otros idiomas ha dejado abierta la puerta para que el Kremlin se gane al público en partes del mundo donde Estados Unidos, su principal villano, es visto con mayor ambivalencia.
Un informe de la Fundación Bertelsmann del mes de junio señalaba que el 42 por ciento del tráfico de la cadena española de RT correspondía a tres países que habían apoyado a Rusia o se habían mostrado neutrales en la guerra con Ucrania: Argentina, Venezuela y México.
“Parte del éxito de RT probablemente se deba no tanto a la promoción de la versión rusa de los acontecimientos, sino al cuestionamiento de la narrativa occidental”, dijo Philip Kitzberger, politólogo de la Universidad Torcuato di Tella en la capital argentina, Buenos Aires. “Y eso encuentra cierta resonancia en ciertos grupos, vinculados en América Latina a una izquierda. The New York Times