En el discurso del 27 de febrero, el presidente Luis Abinader, desarropó la realidad de la pobreza con una oportuna protección ante el estado de calamidad de los que la sufren, aumentando la ayuda social directa, acompañada de programas especiales de ventas de alimentos y subsidios focalizados.
Las medidas no obedecen exclusivamente a que la crisis haya aumentado la pobreza, sino a la respuesta efectiva que le está dando a la demanda social de esas mayorías desasistidas de bienes de existencia, un presidente adelantado, comprometido con el país, para hacer de este un referente global.
Lo absolutamente cierto, es que la pobreza y la extrema pobreza que persisten había sido ocultada por motivos políticos y fue desvelada con responsabilidad dentro del criterio perfectible de la transparencia.
El reporte «Panorama Social de América Latina» estimó, que la tasa de pobreza extrema creció en República Dominicana, del 13,1 % al 13,8 % en 2021. La pobreza extrema tuvo un crecimiento de menos 2 puntos porcentuales, mientras que la pobreza en general disminuyó del 33 % al 32.1 por ciento.
Fuente de información del Comité Técnico Institucional de la Pobreza, señala que la crisis del Covid -19, ha aumentado las tasas de pobreza a nivel mundial y nacional, pero el desarrollo de los programas de mitigación y su extensión hasta el pasado año, han mitigado la caída de los ingresos a través de transferencias monetarias directas a los hogares más vulnerables.
El impacto en la pobreza monetaria sería mayor, de no haberse extendido los programas Quédate en Casa, FASE y Pa’ Ti, evitando que 594,745 personas cayeran bajo la línea de la pobreza
Ahora bien, si las ayudas sociales anunciadas por el presidente constituyen una exteriorización de la pobreza, lo cierto es que vino acompañada de una convincente respuesta con la entrega de 300 mil nuevas tarjetas del programa “Supérate”, aumento del bono gas a 470 pesos, añadiendo a 400 mil más beneficiarios, mientras se instalan 54 nuevos comedores económicos elevando a 135 mil las raciones de comidas.
Esas provechosas medidas, obedecen a la agenda de la política social que lleva Abinader, con el fin de disminuir penurias de millones de dominicanos y abrir el camino hacia la superación, básicamente con la creación de empleos y la incorporación al emprendimiento de los ciudadanos asistidos.
Lo incluyente de esta agenda social de Abinader, expuesta en su formidable discurso del 27 de febrero, es que, además de hacer más soportable o disminuir el dolor de la pobreza, abordó la calidad de vida de los ciudadanos.
De ahí, la proyección de instalar en poco tiempo, de 2000 nuevos megavatios de potencia energética, subsidio a los carburantes por sus elevados precios, inversión en obras públicas, más salud, cuidado del medio ambiente, 1,400,000 dominicanos más reciben agua potable, nuevo modelo educativo con politécnicos, más de 10 mil viviendas en etapa de ejecución, oportunidades para los jóvenes, mayor protección a la mujer, inversiones en Pedernales y creación de nuevas fuentes de empleos, constituyen un conjunto de factores dirigidos al bienestar de las personas.
Con todos los logros obtenidos en casi la mitad de su período de gobierno, el presidente Abinader, dentro del decoro y optimismo que lo caracteriza, dijo lo siguiente: “no hay nada que los dominicanos no podamos lograr cuando nos unimos por una causa.” “ Somos una nación bicentenaria, llena de orgullo, historia y, sobre todo, futuro”